¿Cómo llegó hasta Séché Environnement?
Como ingeniera de procesos, empecé a trabajar en la planta de incineración de Pau. A continuación me incorporé a Béarn Environnement para encargarme de la supervisión operativa de los contratos de gestión de residuos del territorio. Al mismo tiempo, dirigí la creación de la planta de tratamiento de Residuos Sanitarios con Riesgos Infecciosos (RSRI) situada en Lescar. Pasé a formar parte del equipo de Séché Environnement en 2001 en el marco de la adquisición de Alcor, de la que Béarn era entonces una filial.
¿En qué consiste su trabajo actualmente?
Asumí la dirección de la planta Speichim en Mourenx en julio de 2020, tras la jubilación del hasta entonces director. Mi trabajo actual, y esto es lo que siempre me ha fascinado desde mis primeras prácticas de ingeniería, es estar en contacto con instalaciones industriales, pero también —y sobre todo— vivir una aventura humana a diario.
¿Cuál es su mejor recuerdo profesional?
Tuvimos que luchar para mantener el mercado de la incineradora de Pau. Por desgracia, no lo logramos, pero siempre recordaré ese esfuerzo colectivo, ese momento en el que todos aunamos fuerzas y pusimos toda nuestra energía en el proyecto. Son aventuras humanas poco comunes en una carrera profesional. Había que movilizar a los equipos, insuflarles energía, aglutinarlos en torno al mismo objetivo… Su compromiso me movió durante todo el proceso. Fue un periodo difícil pero humanamente intenso y espero poder vivir otros momentos profesionales así de potentes.
La industria es un sector eminentemente masculino, ¿cómo lo vive?
Lo vivo bien, pero los hombres, ¡no siempre! Cuando los temas se tornan muy técnicos, siempre hay un momento en el que tienes que demostrar que eres competente y que, sí, ¡conoces el tema a la perfección! Estas situaciones son aún más pronunciadas cuando se es joven. Por supuesto, para ganarse el respeto de los equipos, tienes que reclamar tu sitio… ¡como un hombre!
¿Qué consejo le daría a una mujer joven que se inicie en este negocio?
La industria se basa en las máquinas, pero también —y sobre todo— es una aventura humana. Se necesita determinación y perseverancia para dejar huella y aprovechar las oportunidades que se presenten sin vacilar.
¿Qué es lo que, por lo general, desconocemos de usted?
¡Me encanta la aventura! Desde hace varios años, recorremos con nuestra familia la Ruta de la Costa Atlántica, que recorre la costa atlántica desde San Juan de Luz hasta Roscoff. Llevamos las tiendas de campaña y nada más que lo necesario porque tenemos que tirar de la carretilla y en la bicicleta no siempre es fácil, pero lo pasamos genial juntos. Me gusta ese modo de romper con lo cotidiano. Me permite recargar pilas ¡y volver a la planta en mejor forma!
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